Monday, February 9, 2015

ARGENTINA: PRINCIPIOS ESENCIALES DE ECONOMIA TOTALMENTE IGNORADOS




Les comparto a todos mis colegas y amigos el siguiente excelente articulo por Mladen Rojnica de Argentina, sobre la economía de Argentina, pero el cual podría aplicar a muchas otras economías, incluyendo la de Mexico . . . 

       
Principios esenciales de economía  totalmente ignorados 
Mladen Rojnica (Enero de 2015)
Preocupados por lo inmediato, el corto plazo pragmático, confuso e iluso, la marcha de la micro y la macroeconomía,  como el déficit presupuestario, la deuda externa, el desempleo, el crecimiento económico reflejado en el PBI –Producto Bruto Interno -, la inflación, el consumo, la inversión, la industria, el agro etc., con estadísticas que nos bombardean sin pausa a lo largo de cualquier mes, las 24 horas del día y que  parecen impedir el análisis y debate más detallado, eficiente y acertado de las causas reales de dichas estadísticas. Las estadísticas micro y macro son las consecuencias de causas mucho más profundas y obstinadamente   ignoradas. Existen infinidad de países, Argentina siendo tal vez el más notorio, donde la experiencia y la memoria de la realidad no funcionan en sus clases gobernantes… y en su pueblo, en general, tampoco - y, por lo tanto, se ignoran despreocupadamente tanto las consecuencias como las causas de sus problemas. En economía, la inflación argentina promedio de 70% anual desde 1944 hasta la fecha  – según un estudio reciente del Estudio de Orlando Ferreres -  y la quita de 13 ceros a su deteriorado y devaluado signo monetario desde 1970, son suficiente prueba de ello. Todo el proceso tiene continuidad, ningún gobierno intenta revertir el curso.
Las causas fundamentales de las crisis, de la falta de crecimiento, etc. son filosóficas. La filosofía engendra teorías, ideas, métodos, ‘modelos’, en todos los aspectos de la vida: sociales, políticos, culturales y, por supuesto, en la economía. Pero este es un tema para otra ocasión. Hablemos de economía imaginándola como una ciencia/arte aislada.
La economía.
Aunque parezca increíble, lo primero que ignoran los gobiernos en el mundo hoy es la definición de lo que es la economía. Según el distinguido economista inglés Lionel Robbins, “la economía es el estudio del uso de los recursos productivos siempre escasos que tienen a su vez usos alternativos”. 
Una preocupación prioritaria de la economía es el nivel de vida material de una sociedad y de qué manera esto se ve afectado por las decisiones tomadas por los individuos, las empresas, las instituciones, el gobierno. Es bueno preguntarse, en conexión con este punto, si las políticas económicas y los sistemas económicos incentivan la investigación, la innovación, la creatividad, el trabajo, las inversiones, el empleo, la productividad en mayor medida que la consideración de los objetivos que se dicen perseguir. Las consecuencias de las decisiones son, en mayor medida, más importantes que las intenciones, no sólo las consecuencias inmediatas, sino las de mediano y largo plazo especialmente.
No hay nada más fácil que tener buenas intenciones -  o “voluntarismo” - que se expresan, en particular, en las promesas huecas y generalmente inútiles que los políticos hacen durante las campañas electorales. El voluntarismo de socialismo populista no tiene noción de lo que es la economía. Aunque parezca extraño,  la economía  no se ocupa de los vaivenes de los bonos y las acciones, de cómo ganar dinero, de cómo gestionar una empresa o de las finanzas personales.
Sin la escasez de recursos productivos, que está siempre presente, no habría necesidad de la economía. Y están también los usos alternativos de los recursos, por lo que siempre, y entre otras cosas,  en todo presupuesto anual que presenta un gobierno al congreso, deben fijarse las prioridades de las obras que se construirán y otros gastos y los políticos deberían aclarar que, debido a la escasez de recursos, habrá obras y gastos que no podrán hacerse. Por supuesto, esto se podrá dar el día que los políticos estén  en “en el país de las Maravillas”, con Alicia!
La economía estudia las consecuencias de decisiones que se implementan para el uso de los escasos recursos –tierra, trabajo, capital y otros, especialmente, los conocimientos basados en la investigación, la innovación, la creatividad y desarrollo de nuevos bienes y servicios, tecnologías, etc.
Las decisiones y sus consecuencias son, por cierto, más importantes que los recursos. Esto explica, por ejemplo, por qué Suiza y Japón  - sin recursos naturales – tienen una alto nivel de vida y por qué Argentina y Croacia, por ejemplo, con recursos naturales en abundancia, viven acumulando fracasos y miseria desde hace casi cien años en Argentina y, digamos, desde tiempo inmemorial en Croacia.
La economía no es una ciencia/arte independiente. Las decisiones que influyen en estas circunstancias (en los casos de Suiza, Japón) no son sólo de los individuos, de las empresas agropecuarias e industriales o de los gobiernos. Entre las decisiones principales que influyen sobre los resultados económicos están las que definen el tipo de instituciones que se construyen en un país para hacer esas decisiones sobre el sistema económico, el legal, la estructura administrativa y el sistema político. 
En todo momento, cuando se analizan las decisiones y se examinan las evidencias de sus consecuencias debe recordarse que los recursos con los que el país cuenta son escasos y que esos recursos tienen usos alternativos. Recursos escasos significan que si se suman los deseos y necesidades por bienes y servicios  que una población pretende tener o cubrir, su suma da mucho más de lo que la realidad puede ofrecer.  En las mejores circunstancias, y en caso de que las instituciones y los sistemas políticos  y económicos sean inmorales y destructivos, como lo fueron en la Unión Soviética y sus satélites, en Cuba, en China,  durante la podredumbre yugoslava y su continuidad en la Croacia de hoy, en Argentina etc., no sólo se da una mala calidad de vida a sus poblaciones sino que se usan de manera ineficiente, no se usan o se despilfarran los recursos naturales muchas veces no renovables.
El nivel de vida material de un miembro de la clase media americana es mucho mayor y disfruta de más y mejores bienes y servicios que un miembro de la clase media argentina o croata. Si en la década de 1920 el nivel de vida americano era igual al de Argentina –ver Cato Institute – y analizando las estadísticas croatas del “Drzavni Zavod za Statistiku” desde el fin de la guerra -1995 - hasta la fecha,  ¿qué sucedió en Argentina y en Croacia para llegar a los niveles enormes de decadencia de esos  países y de pobreza, indigencia y de subsistencia actual de amplios sectores de sus sociedades? En Argentina y Croacia nadie se lo pregunta.
Es evidente que resulta difícil comprender y aceptar que los recursos son siempre escasos y ello implica la necesidad de hacer esfuerzos productivos y de tener responsabilidad individual en el trabajo al tiempo que el gobierno debe construir las instituciones y sistemas políticos, económicos y sociales para incentivar la productividad y la producción de bienes y servicios.
En el terreno de las actividades productivas, el Estado no debe tener participación alguna. El objetivo de toda política es y debe ser el bienestar del hombre, como persona, y es el hombre que, con sus valuaciones y selección de productos y servicios, en millones de transacciones libres y voluntarias y sus interconexiones, con compras y ventas, a través del mecanismo de precios define la oferta y la demanda e indica cuales serán  los “usos alternativos de los recursos” o donde deben hacerse las inversiones. El intervencionismo estatal destruye este proceso, lleva a la ineficiencia, a una caída en el nivel de vida y a la decadencia del país.
Y el Estado ¿qué hace con sus recursos? El Estado es una creación jurídica de los hombres para ordenar su vida en sociedad que no posee ningún recurso propio. Los recursos provienen de los impuestos, tasas, aranceles, leyes etc.  - Argentina tiene, por ejemplo, 96 impuestos diferentes – que se aplican arbitrariamente a los trabajadores del sector privado, tanto individuos como empresas. Arbitrariamente porque nadie ha votado y aprobado que se los despoje de 7 u 8 meses de sus ingreses anuales, como parece ser la norma en occidente.
Una digresión
El robo se define como una acción que por la fuerza y contra la voluntad de la víctima realiza un delincuente. Por la fuerza y contra la voluntad de los ciudadanos, los políticos y todos los gobiernos y sus agencias de recaudación, la AFIP, Arba, la IRS en EEUU etc., roban los ingresos, los ahorros y la propiedad de los ciudadanos. (Es un hecho que las leyes tributarias están por encima de la ley general de la nación y de las Constituciones. Es una falsedad la tan mentada “igualdad ante la ley”). La acción en sí es la misma si se roba con un arma o con leyes o decretos. La única diferencia reside en que los ladrones de la política se eximen a sí mismos en las legislaturas de ser denunciados, juzgados y condenados a prisión. Pretender que el voto le da a una mayoría transitoria en el congreso la autorización automática para aumentar los impuestos, sus sueldos, como hacen alegremente, es una burda farsa. La pregunta que se impone es: ¿por qué es delito si el robo lo comete un individuo y no lo es cuando lo comete un grupo como lo son la cofradía política o los gobiernos?
Los impuestos
Los impuestos tuvieron su origen en las guerras y los regímenes autoritarios. Son hoy, por cierto, el resultado del disparate conceptual del socialismo populista de considerar al estado como proveedor, benefactor generosos de bienes y servicios “gratuitos” – salud, educación, seguros de desempleo, jubilaciones etc. No hay nada gratuito en la economía. Siempre se trata de bienes y servicios producidos por el hombre, que utilizan recursos y que tienen su costo y un costo muy elevado.
En los conceptos básicos de la economía, el proceso de quitarle sus dineros y propiedad a los que trabajan produciendo bienes y servicios y transferirlos al estado para que el Estado los gaste es ineficiente o de un resultado suma 0. Un estudio en EEUU durante la reciente crisis sobre el “multiplicador” de cada dólar en inversiones representaba 1 a 1.5 en el estado, mientras que el del sector  privado estaba entre 3 y 3.5.Esto no debe sorprender ya que Aristóteles, en el siglo IV a.C., aseguraba que los bienes privados se cuidaban mucho mejor que los bienes públicos. Los bienes públicos son de todos y al ser de todos no son de nadie. Las inversiones estatales son ineficientes por definición. El Estado – con políticos con nombre y apellido - es un derrochador serial e incorregible de los recursos de un país, en distintos grados en distintos países, sin límites,  sin control y sin responsabilidad alguna más allá de lo que dirán los votantes en las elecciones. Y esto es realmente lamentable e inaceptable.
Algunas falacias aceptadas como verdades, y sus reiterados fracasos
Mencionemos algunos problemas, sólo algunos como ejemplo, que surgen de la obsesión política para que el Estado gestione todo y, en particular, la economía, las políticas erradas de los gobiernos que ignoran sus principios básicos y el sentido común:
  • Los déficits de presupuesto crónicos financiados con deuda,  impresión excesiva de papel moneda por los Bancos Centrales, el alza adicional de impuestos y/o inflación que sube los niveles de impuestos sin la requerida aprobación del congreso. No se puede vivir de prestado permanentemente.
  • Los impuestos, tasas, aranceles, etc. sus niveles abusivos y de carácter extorsivo, el costo para calcularlos y presentarlos ante el ente recaudador. ¿Nunca oyeron hablar los políticos del Flat Rate Tax?, o nunca se considerarán opciones que beneficien a los que trabajan en el sector privado y a la economía del país?
  • En particular, son relevantes los impuestos al trabajo, tanto al trabajador como al empleador, que deben reducirse drásticamente si se le ha de acordar mayor libertad al ciudadano, tener mayores recursos para las inversiones privadas, más empleo, mejores ingresos, mejor nivel de vida  etc.
  • Las tareas y tamaño del Estado en sus tres niveles, federal/central, provincias y municipalidades. Los gobiernos inventan tareas inútiles sin beneficio alguno para la ciudadanía y la cubren con sinecuras – empleos sin trabajo alguno (el gobierno argentino actual agregó 1.700.000 de personas a la burocracia en 10 años)- . Esto también es corrupción pura e incontrolable, señal clara, como tantas otras,  de podredumbre moral. Se hace para cumplir con amigos y clientes, los que aportaron dineros o tiempo para la campana electoral, y para disminuir la tasa de desempleo porque no entienden de economía y no saben cómo resolver ese problema. Debe considerarse que la posición del empleado público en general es vitalicia, que no existe el criterio del mérito, de la idoneidad, de la productividad y todo ascenso hoy, en muchos países, se define por su afiliación  política. Se ignora que el empleo estatal sólo incrementa los gastos corrientes, sueldos, oficinas, teléfonos, autos etc., lo que implica un serio despilfarro de recursos que deberían ser usados con otros fines más productivos. El costo de la burocracia disminuye el nivel de vida de la población.
  • Las leyes y regulaciones que traban o impiden la libertad  de los mercados y las correcciones que hace la libre competencia. La Federal Reserve de EEUU por un lado, manteniendo baja la tasa de interés mientras los precios de las propiedades subían descontrolados,  y el gobierno, implementando leyes que obligaban a los bancos a prestar dinero a potenciales compradores, incluidos los insolventes, generaron la “burbuja” en el mercado inmobiliario que se convirtió en la chispa que hizo explotar la crisis financiera y económica en 2007/8 que perdura aun hoy, 2015.
  • Los controles de precios. Abarcan un panorama mucho más amplio que las listas de precios máximos que ciertos gobiernos –Argentinos, en particular – usan como herramienta populista, ridícula, para la defensa contra la inflación que los mismos gobiernos provocan. Los resultados de los controles de precios han sido un fracaso sin atenuantes desde los albores de la historia humana: los imponían los faraones en Egipto, Hammurabi, Rey de Babilonia, en el siglo XIX a.C., en la antigua Grecia etc.
  • Los subsidios. Tienen justificación en ocasiones aisladas y sólo si eliminan la necesidad de los mismos en un periodo determinado de tiempo. Los subsidios a la energía y el transporte en Argentina sumaron 6% del PBI en 2014. Un verdadero dislate suicida para el país.
Cada decisión económica y de gasto en el ámbito estatal debe considerar si ese es el camino que llevará al mejor uso de los escasos recursos disponibles. ¿Cuánto de cada recurso debe asignarse a sus varios usos? Es una pregunta que cada economía debe contestar, y cada una lo hace de distintas maneras, pero siempre con eficiencia o ineficiencia. La economía debe ocuparse de que el uso de los recursos disponibles sea eficiente.
Economías diferentes son en sí diferentes maneras de tomar decisiones sobre la asignación de los escasos recursos, y esas decisiones repercuten directamente sobre el nivel de vida de la población de un país.
La eficiencia en la producción es la tasa a la que un recurso se convierte en producto o servicio. Por ejemplo, a principios del siglo XXI, China usaba siete veces más energía que Japón para producir un determinado valor de producto final. Planteado el caso de esta manera, debe verse que la eficiencia en la producción no es sólo un tecnicismo sobre el que habla la economía. Visualizando el proceso de conversión de recursos en productos finales, se piensa en las cosas reales - el petróleo, el material de hierro, el cobre, la madera, la tecnología y tantos otros recursos que entran en el proceso productivo y se transforman en maquinarias, autos, electrodomésticos, alimentos etc. – más que pensar en las decisiones de política económica identificándolas sólo con decisiones sobre la política monetaria o el dinero. 
Muchos, incluidos economistas con premios Nobel, asocian la economía sólo con dinero. Durante la presente crisis financiera y económica – inseparables – los gobiernos y sus asesores se abocaron sólo al debate y la aplicación de políticas monetarias – niveles de deudas, tasas de interés, créditos baratos, impresión monetaria etc.- sin considerar que todas esas variables dependen de la producción de bienes y servicios reales, tangibles. Si el dinero fuese la solución, ¿por qué no imprimen los Bancos Centrales 1 millón, o más, de dólares o euros para cada habitante y así resuelven el problema de la crisis? La ignorancia económica en ciertos países, Argentina en primer lugar, es realmente aterradora.
Es el volumen total de bienes y servicios y no el dinero papel que determina un mejor o peor nivel de vida en un país. Insistimos: la economía se ocupa, o debería ocuparse, del bienestar de una sociedad como un todo. Cuando los economistas serios analizan los precios, los ingresos, el balance del comercio internacional, por ejemplo, lo hacen desde el punto de vista de cómo las  decisiones en las diferentes áreas de la economía influyen sobre la asignación de los recursos escasos de manera de observar si aumentan o disminuyen el nivel de vida material de toda la población   de un país. 
La economía no es sólo una manera de expresar emociones o dar opiniones como parece ser la norma en todos los medios de comunicación con la aparición, sin pausa, de charlatanes ignorantes que no tienen una sola idea que pueda llevar al mejoramiento del nivel de vida de la población.  Las consecuencias de ciertas decisiones económicas pueden ser positivas – como lo han sido en las últimas dos o tres décadas en China e India- o pueden ser negativas y sumergir a las naciones en la decadencia, el desempleo masivo, en la pobreza, como ha sucedido recientemente en Grecia, Croacia, España, Italia, Argentina etc.
La economía es un instrumento de análisis y un compendio de conocimientos probados y de principios derivados de esos conocimientos. El “mercado”, o la libre y voluntaria elección de compras y ventas por los individuos, según sus deseos y necesidades y poder adquisitivo, creando la oferta y la demanda y el mecanismo de precios, dentro de un marco de competencia libre, produce la maravillosa reconciliación  de la selección que hacen millones de individuos en miles de millones de transacciones. El Estado, sus funcionarios y burócratas, sentados en sus oficinas,  no pueden hacer esta tarea. De allí que tampoco pueden definir el uso más eficiente de los escasos recursos productivos entre sus usos alternativos. En este aspecto, el Estado es ineficiente por definición, y va en contra de las posibilidades de progreso de un país, no importa lo que digan sus adoradores.
El otro factor que decide la eficiencia o no en el uso de recursos es la tecnología, basada en la investigación, la creatividad, el poder de innovación, todos atributos del individuo. Por supuesto, el Estado nunca ha descubierto o inventado nada, absolutamente nada. El Estado tiene sus tareas, sus tres poderes, sus instituciones que deben asegurar el respeto por los derechos individuales de los ciudadanos, a la vida, la libertad, la propiedad y la privacidad. Su intervención en la economía ha producido una crisis tras otra,  todas las crisis económico/financieras del pasado y del presente, de gravedad creciente.
La economía es un proceso de análisis de causas y efectos, de selección de opciones, donde la honestidad intelectual juega un papel primordial. Lamentablemente, la honestidad intelectual es, sin dudas, el recurso más escaso en el mundo actual. Si el socialismo hubiese funcionado, los habitantes de la ex Unión Soviética, después de 70 años de régimen estricto y demencial, hubiesen sido los más ricos del planeta. Por cierto, no lo fueron. Vivieron en la miseria haciendo filas interminables para hacerse de algún bien básico para su subsistencia hasta el último día, hasta la caída de la “Cortina de Hierro”. 

Cuando la experiencia empírica nos indica que los regímenes autoritarios diseminados por el mundo, ayer y hoy, aplicando la filosofía y las decisiones económicas de neto corte socialista, populista, con un estado sobredimensionado, interviniendo en todas las actividades de la vida ciudadana han fracasado totalmente, insistir en esas políticas en occidente tiene todas las características de un suicidio voluntario: político, económico y social.

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